A la hora de los eructos

Lo hicimos de vuelta. La Décima se reunió y festejó. Hubo aplausos al asador. Si en algo nos superamos fue en la tiernitud de la carne. Encontré algo coherente en eso. Para la de los 50 años vamos a estar sin dientes y el asado a esa altura deberá tener consistencia de paté.

Gogui se olvidó con total frescura del equipo de sonido, por lo que tuvimos que ir a desvalijar la casa de Fernando, a quien se le agradece dejar circuncidar el cable de los parlantes de su PC, antes la extrema necesidad de un mini plug banana. A Rubén también, que donó un cable de terminales RCA, mutilado en acción.

Hubo aplausos al blog. Algunos videos divirtieron, otros emocionaron. A Ariel particularmente. Envuelto en un morboso pedo triste estuvo a punto de quemar la lámpara del proyector y tirar al piso el amplificador de audio.

Cada uno lo trató de ayudar a su modo. Angel se lo apoyó abierto. Tal vez sintió que era lo que le estaba haciendo falta.

Hubo mate, novedad implementada por Nelson. Pinky presentó su video contestatario y nos habló de varios temas. Valioso aporte suyo también el queso y el chorizo de campo.

Hubo sed, como dijo el servicio meteorológico, 32ºC. Charly y Néstor se la sacaron toda, sin perder el sentido de la realidad, punto si llegado por Ariel, sospechado por algunos de ayudar al alcohol con algún tratamiento farmacológico de clara incompatibilidad, al borde del Karen Quinlan.

Federico ha ofrecido 50 CDs grabados con los videos impresos con motivos del 17-N. Ya está en proceso.

Nelson trajo un tantín tarde material fotográfico precioso. Antes de las fiestas vendrán títulos como "Viaje a Córdoba: los que no fueron al Diquecito", "Garita en bolas", "Quinta de Pancho: reload" y "Fiesta de egresados"

De acuerdo al material recibido del 17-N habrá un informe especial del evento.

Hubo gente más arruinada que en la de los 20. Yani mostró un claro descenso de su obesidad. Tato sin variantes. Riqui Ricón es abuelo. Leopoldo Jacinto en buen estado pero irreconocible a la vez. Garita, luego de ver su foto en bolas a los 17, se lo ve con un abdomen importante, claro producto de cierto relajo existencial al que le festejo y comparto.

A Ariel hay que quererlo, no queda otra. Si no lo ponemos en bolas se encarga de que nos acordemos de él de todas maneras.

Nos fuímos tarde, creo que más tarde que nunca. Charly, compañero de botella de Ariel, me pidió que lo deje manejar el BM. Ayer fue un día de acción de gracias, por lo que en pedo y todo lo dejé a bordo. Manejó unos metros y luego se fue a su auto con la cajita de madera de Carlitos, con algunos restos vitrios.

Bien atendidos, bien comidos, en nuestro lugar. Fue lo que sentí al llegar y ver la base. Incluso de noche en el puesto bravo, sentí estar saliendo de un lugar al que pertenecía y me pertenecía para siempre.

O como en el balcón del colegio. Uno por uno se veía a un Consejero diplomático, un Ingeniero Nuclear, un par de Vicecomodoros, gente con oficios y destinos diversos.
Juntos, éramos la Décima Promoción, entrelazados con las mismas relaciones que nos unían como compañeros de colegio.

Por eso 25 años no es nada.