49. Los tacos de Laguarde, que nos decepcionaba tanto cuando todos esperábamos ver una mina pasar por el pasillo.
50. La risotada (y las amonestaciones pertinentes) de Ipsa-- cuando vio en la pista lo que Términe definió como un arma secreta. Fue durante la guerra de Malvinas y lo que vio Ipsa-- fue un Hércules con pilones para bombas en las alas.
51. La fragata en el Gloster.
52. Un recuerdo acotado a cuatro o cinco, los que compartieron el turno CONSTRUCCIONES conmigo, que era al mediodía en el hangar, cuando no había nadie y quedábamos en custodia del Angel Laguarde. Seguro estaban Menénd--, Móna-- y Maisl--. Primero fueron las justas medievales en las carretillas, con uno impulsando y el otro sentado con escudo y garrote. Luego entramos en la Primera Guerra Mundial, donde un bando se metía dentro de bunkers hechos con bloques de la obra y donde el otro bando trataba de expulsarlos con granadas de papel llenas de cal. No lo sabemos, pero hay zonas de nuestros pulmones quemadas desde esa época.
Al hermano del Director sólo le importaba que le arrimáramos de vez en cuando un balde con mezcla. Fue joda pura. Dios lo tenga en la gloria.
Raúl
53. El trozo de coque caliente que te metían por el cuello del overol en Herrería (el baile del quemado).
54. ¡Uy! ¡Se fundió! Mientras veíamos salir estrellitas de nuestra pieza perdida en la montaña de carbón.
55. Rotación de la “M” en Herrería. A instancias de Raúl, Mely tiró barritas de azufre en la fundición y se contaminó todo el Taller. Ciprianito quería buscar al culpable y el viejo Jaime le discutía que podía ser del carbón. Al final de la tarde encontró unos apuntes sucios y decrépitos ‑como todo lo que había en esa Sección‑ donde entre los componentes del coque aparecía el azufre. Salvada general. Otro día tiramos bolitas de naftalina, pero se evaporaban al instante y resultaba menos “infernal”.
56. El bife que le dio vuelta la cara a Stanl--. Fue debido a que, usando la táctica del borradorazo y la siguiente metralla de tizas, TODA la clase lo acribilló a Stanl--, que apenas pudo contestar con un proyectil a la desesperada. El tema es que las cosas hechas a la desesperada salen mal y dio en la cabeza de su compañerito de adelante... un tal Priet-. Estamos hablando de la mano de Priet-, quien en vez de dolores de cabeza tenía contracturas musculares.
En video USB anal: Priet- de espaldas recibe el impacto en la nuca, bastante leve por cierto, ni ruido hace. Se incorpora con las dos manos en la mesa, ampuloso y amenazante (recuerdo que nuestro Jim Carrey aún no había girado hacia el agresor cuando emití un "Uuuy"). Da los dos pasos que lo separaban del stanl--bank y el bistec viene sólo, dejando en el aire un viento y un chasquido seco que anoticiaba al resto de la desproporcionada justicia impartida. Fue tanto que hasta se llegaron a oír, aunque tibias, voces de solidaridad con “S” de Stanl--. 5to. ó 6to. 1ra.
57. ¿Cómo se llamaba un compañero que no terminó cuyos padres tenían rotisería? Tez morocha, gordito, que una vez vino con la banda que salía siempre (Semana Santa) y el domingo cayeron los padres, para alegría del resto que había intentado estar sin tutor ni encargado. Trajeron empanadas de pulpo, algo a favor.
58. Se llamaba Molinatty. Era tan grasún que con el uniforme de verano (camisa con charreteras y sin corbata) se subía a los colectivos con una carterita bajo el brazo, saludaba al chofer y pasaba gratis. Tomaba el 237. En taller el Gordo transpiraba como un manantial. Fue uno de los primeros en usar desodorante de manera ostensible.
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