Lo volvimos a hacer. Copamos la parada. No fuimos tantos pero para nada pocos. Se degustaron fiambres y carnes argentinas, con aperitivos de todo tipo y vino tinto. Se comió bien como siempre. Se bebió con prudencia, esta vez.
Hubo confesiones de problemas con hijos adolescentes y de padres adolescentes que sostienen haber dejado de serlo.
De un año a esta parte pareció no haber tantas cosas para contar, pero hay algo que olvidamos, tenemos 26 años de cosas, las que de a poco brotaron en las cuatro reuniones hechas, las que iran saliendo en las venideras.
Cuando hablamos de lo que nos pasó en el año, coincidimos varios que se había pasado cagando. Pero nos cuestan las estructuras, la de pararnos y hablar en orden. Somos hijos de la base y rebeldes de esos designios. Por eso nos gusta pararnos en grupos, donde alguno trata de contar algo ante la atención de todos hasta que viene el bocadillo cómico que interrumpe y rompe en risas al grupo que sigue atento al tema o reinicia otro.
La "paz" de esta vez nació en el hábito logrado de sabernos reunidos una vez al año.
De los exiliados tuvimos a Alberto con nosotros, con un envidiable color mediterráneo.
Nos fuimos justo cuando aparecieron los gatos, de nochecita, aún siendo Domingo, rapiñando la carne y el vino sobrante, botín de los que cierran el Quincho.
Siempre es poco. Siempre falta un rato más para charlar con algún otro. Por eso se viene el brindis de Fin de Año: 20-D 14:00 hs. Victoria Impala, Av. Beiró y Av. Lastra, Devoto, Capital.
Hubo confesiones de problemas con hijos adolescentes y de padres adolescentes que sostienen haber dejado de serlo.
De un año a esta parte pareció no haber tantas cosas para contar, pero hay algo que olvidamos, tenemos 26 años de cosas, las que de a poco brotaron en las cuatro reuniones hechas, las que iran saliendo en las venideras.
Cuando hablamos de lo que nos pasó en el año, coincidimos varios que se había pasado cagando. Pero nos cuestan las estructuras, la de pararnos y hablar en orden. Somos hijos de la base y rebeldes de esos designios. Por eso nos gusta pararnos en grupos, donde alguno trata de contar algo ante la atención de todos hasta que viene el bocadillo cómico que interrumpe y rompe en risas al grupo que sigue atento al tema o reinicia otro.
La "paz" de esta vez nació en el hábito logrado de sabernos reunidos una vez al año.
De los exiliados tuvimos a Alberto con nosotros, con un envidiable color mediterráneo.
Nos fuimos justo cuando aparecieron los gatos, de nochecita, aún siendo Domingo, rapiñando la carne y el vino sobrante, botín de los que cierran el Quincho.
Siempre es poco. Siempre falta un rato más para charlar con algún otro. Por eso se viene el brindis de Fin de Año: 20-D 14:00 hs. Victoria Impala, Av. Beiró y Av. Lastra, Devoto, Capital.
1 comentario:
la pasamos bomba;
la carne estuvo buena, el vino muy bueno y la champaña excelente...pero lo mejor fue volver a verlos...y dejo de escribir que se me pianta un lagrimón...!!!
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