366. Hablando de guerras, ¿se acuerdan los machetazos que nos propinábamos con los portaláminas de dibujo? Una suerte de carnaval perpetuo se desataba los días de entrega de láminas.
367. Con una lámina enrollada y uno de los tubos del portaláminas se podía reproducir el sonido de las cornetas de cancha. Cada tanto nos mandábamos un mugido de esos y el viejo Bravo se volvía loco (2do. 2da.).
368. Otra boludez que hacíamos con los cilindros de plástico en 2do. 2da. era adosarlos a algunos libros o carpetas y armar una “cámara de TV” portátil. Con ella parodiábamos un programa bastante exitoso -propio del pasatismo de la época y fruto de la tablita de Martínez de Hoz- que se llamaba “Video Show”, que presentaba notas desde diferentes partes del mundo, mediante “La máquina de mirar”. Convengamos hoy que lo único que le agregó Marley a esa idea “procesista” son tetas, culos y guarangadas.
369. “¡Ganen el mediocampo!” Así gritaba el “DT” Claudio Marzolla a sus jugadores en un partido de un torneo intercolegial de fútbol jugado en la Base (circa 1978). Era la única alternativa que le ofrecía al equipo en respuesta a la goleada que los contrarios construían minuto a minuto. Claro, después llegó Passarella y amplió el manual de instrucciones y el repertorio de excusas (“La pelota no dobla”, etc.).
370. El padre de Marzolla (y de la Marzolla) tenía un contacto en la AFA y le consiguió una changa como camillero en el Monumental, lo que le permitió ver desde allí el Mundial 78. En algún partido se lo vio incluso por televisión con unas chaquetas anaranjadas y corriendo montado en sus famosas “X”.
371. ¿Cómo era la marca (de nombre inglés, creo) de las plumas de diferentes tamaños que se usaban para el Calitecno y para los rótulos de las láminas? Se cargaban de costado con los goteros puntiagudos de tinta china, igual que el tiralíneas. ¡Dios mío! Prehistoria pura.
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